En el Aire

٢٤.١١.٠٦

Sobre el Menor

Como todos sabeis la Ley del Menor fue aprobada ayer. Las palizas a profesores y las vejaciones a los compañeros, unido a las nuevas tecnologías con las grabaciones de vídeo vía teléfono móvil, han hecho que sea un tema que entre en la agenda de los poderes públicos de un modo contundente.
Para mi, hay un error de planteamiento o un error de base. Y es que mientras los padres sigan pensando en ser amigos de sus hijos, se va a seguir fomentando este tipo de conductas por parte de los menores. Quisiera que no se me malentendiera, porque desde mi punto de vista padre/madre e hijos pueden ser amigos, pero quizás en un proceso más largo y con el tiempo. Creo que no se debe confundir a los menores adoptando roles que no corresponden como el de "coleguita enrollado". Lo único que se genera con estas prácticas es confusión en el menor, si se hace de un modo exagerado.
Todo esto, ya digo, desde mi punto de vista, y sin ánimo de decir que lo que se necesita es llegar a un régimen autoritario doméstico. Creo que hay un punto medio entre el blanco, que sería el "colega", y el negro, que se llama autoritarismo, ese punto medio se llama autoridad, respeto y educación. Tres pilares que me parecen fundamentales dentro del edificio mental de un menor, que por el mero hecho de serlo, no los tiene constituídos. Y por supuesto, por ser menor, tampoco está en la obligación de tenerlos previamente. Y no es algo inherente al ser humano, no viene biológicamente definido, sino que es algo cultural y social en su totalidad.
Por eso deberíamos mirar menos a los educadores y más a las familias, porque son ellas las que tienen que marcar las pautas en función de roles, atribuyendo autoridad a los mayores, y no quitándosela sistemáticamente como se hace con los educadores. Desgraciadamente ocurre más de lo que creemos en las escuelas de este país. Me refiero a niños de 4 años que no recogen las pinturas porque "en casa lo recoge Gladis" (historia real contada por una amiga profesora que trabaja en un colegio en Pozuelo); o viene a protestar "porque me has castigado al niño sin recreo, y lo necesita para relajarse" (historia real contada por una amiga, también profesora en Alcorcón). Por cierto, ahora el niño de la segunda historia tiene amenazados a los padres. Me pregunto que van a hacer con el crío ¿castigarle?. Pero lo mejor de todo es que, ¿saben a quién le echan la culpa los progenitores? A los profesores... tremendo.
Creo que se sobreprotege a los niños, pero he de dejar claro que las épocas de "la letra con sangre entra", y demás páginas de "nuestra España", pasaron y bien pasadas están. Por eso no quiero dar lugar a que se piense que esto es lo correcto, ni mucho menos. Para nada, no es mi intención.
Sólo hacer hincapié en la importancia de una figura, imagen, llamemosle autoridad, quitándole toda la carga peyorativa que pudiera tener el término (insisto autoridad, no autoritarismo): para críar seres humanos, personas, ciudadanos si se quiere y no salvajes y déspotas. Y para lo de ser amigos... tiempo habrá, que de hecho, lo hay.
Ahora mi madre es mi amiga y sin embargo sigue siendo, de algún modo, autoridad. Y estoy orgullosa de ello, poder llegar a este equilibrio significa que has pasado del rol niño, al rol adulto y por tanto, desde la igualdad de condiciones mantener un trato equilibrado, en función de la posición de cada uno. Y aunque ella tenga el poder, es obvio, no nos vamos a engañar, el simple hecho de hacerla reflexionar sobre cuestiones que nos incumben a ambas, es importante para mi. Los derroteros por los que ha empezado, acabado y vuelta a empezar mi vida, y la manera de sobreponerme a ellos, es buen motivo para recordar que cuando mi madre me decía "es por tu bien", no sólo no era una frase hecha, sino que ahora de adulta la doy la razón.

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Publicado por Victoria Cáceres : ٩:٤١ م : 4 Comentarios:

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