Valió la pena, como en la canción con la que acabamos la larga noche de ayer. En principio iba a ser un jueves normal, íbamos a salir "de tranquis" y prontito para casa, y al final las circunstancias hicieron que dicha noche fuera de ARTE. Y es que con un artista en el cartel, no era para menos.
Calentando motores en Chicote con los cócteles, el mío "sin", por supuesto, delicioso "León Blanco"; y terminando por rumbas y sevillanas allá donde tiran las cabras, es decir, Al-monte. Y allí fue donde coincidimos con otros dos artistas, y entonces el
clan gitano (nunca mejor dicho) estuvo completo: la mama, er papa y los churrumbeles. Los cinco de la cuadrilla del arte, vaya.
Y en el final de los finales, casi nos sorprende el día bailando en la calle Marc Anthony. Valió la pena. Vale la pena acostarse a las 1000 y madrugar al día siguiente, estar hecha trizas todo el día y no dar pie con bola, por pasar una noche como la de ayer.

Porque ya se sabe que el ARTE no se busca, aparece; igual que las mejores fiestas, que suelen ser las que uno ni planea ni se espera.
Definitivamente estoy reventada,

pero a ver quién es el guapo ¡que nos quita lo "bailao"! ¿verdad?.

Muchas gracias cómplices de la noche del ARTE.