A dichos síntomas pueden unirse los agravantes de no encontrar temas que a un@ le motiven especialmente; que se junten tantos probables artículos en la recámara que un@ no sepa por dónde empezar; o bien que le seduzcan temas poco coherentes, en base a la línea discursiva del blog (que dicho sea, no es el caso, por carecer de ella propiamente dicha).

El tratamiento es simple, siempre que el diagnóstico se haga a tiempo. Y podría ser especialmente peligroso si se convierte en algo crónico, para lo cuál sería preciso una medida de choque contundente. La cual, haga entrar al blogger en la dinámica del posteo. No queriendo llegar a estos extremos, y evitar por tanto, que se convierta en terminal, podríamos apuntar algunas recetas válidas para la buen salud del blog:

1. Recoger la mano tendida de un blog amigo recreada en memé.

2. Colgar una canción, foto o vídeo. Muy socorrido.

3. Explicar el nombre del blog o del nick para los lectores habituales.

Fases, todas ellas, no válidas para la que suscribe, por agotamiento de las mismas y respeto para con mis lectores. Así que decidí desmarcarme con el tratamiento de choque a fin de solucionar la crisis. Este post es la primera píldora de una recuperación, rápida espero, para la enfermedad de la apatía.

Imagen: Hokusai.