Supongo que mis palabras no estarán exentas de polémica al respecto del buen momento que, afirmo, goza la Fiesta. Pero los datos de número de festejos crecientes en el pasado año, de un escalafón capaz de combinar carteles ilusionantes, dónde los jóvenes tienen un papel primordial. Permitanme pero no me parece que los Toros estén en su momento más bajo, ni que José Tomás sea el Redentor que venga para salvarlos.

Después de esta blasfemia para los más "Tomasistas". Me gustaría dejar claro que me alegro, que le doy la bienvenida y que será un honor tener a una figura de tamaña sombra para que ponga la guinda al pastel. Guinda, que no deja de ser eso porque el pastel, señores, creo que está en el horno y con levadura suficiente para subir. A los nombres de Castella o Juli, sumarles los de Fernando Cruz, López Cháves o el propio Serafín. Hombres con los muslos partidos y alguna que otra pleura rota, que no abandonaron el barco, y que gracias a ellos, y a su no retirada, ésto no se ha quedado en el dique seco. Imagénenese que pasaría si todos decidieran retirarse... Estos jóvenes que hace poco pasaron la veintena y que hacen esfuerzos terribles para demostrar cosas, que a cualquier otra persona de venintitantos, en otros ámbitos sería inaudito pedirles.

La noticia del regreso de José Tomás implica en su lado más positivo el impulso necesario para el nuevo remonte que está tomando Barcelona. El cambio Balañá-Matilla puede propiciar, ya lo está haciendo, una nueva brisa para esta plaza tan importante. Una vez más Tomás es la guinda que viene a eclipsar la gran noticia de la re-proyección del coso catalán. Y otro joven, Matilla, a sus 34 años asumiendo esta gran responsabilidad que pudiera ser el hecho que acabara de amachambrar su carrera empresarial.

Así pues el artículo va en dos líneas que son las dos noticias del momento por un lado la reaparición del de Galapagar y por otro, la recuperación de Barcelona. Así las cosas diré un SÍ rotundo a la vuelta de un torero que movió y conmovió masas. Y un no tajante y sistemático a cualquier trato de favor para con Tomás, al totalitarismo informativo de ensalce de virtudes y ceguera de defectos (que existen); y paralelamente, menosprecio de sus compañeros y olvido de todo lo conseguido hasta el momento gracias a ellos, en buena medida.