En
febrero ya apostaba por
él. Y, hoy, con un futuro en ciernes a las puertas de
Madrid, en el sentido más amplio de la palabra, sigo confiando en sus posibilidades. El domingo no estará solo, tendrá el apoyo de
tod@s l@s que le queremos y deseamos ver cumplido su sueño. Y no es sólo una cuestión sentimental, es razón de justicia (en un sector casi siempre injusto) con quién partiendo de cero, sin apoyo económico, ni mediático, ha conseguido estar dónde está y ser fiel a un estilo, a una personalidad, y a una manera de hacer las cosas.
Porque no sabe estar mal y siempre resuelve. Porque se niega a cortar orejas a base del salto de la rana y tocarle en cuerno al toro, aunque eso cuente en el marcador. Por creer que la tauromaquia es expresar lo que uno lleva dentro. Por luchar, aún sabiendo que el camino está lleno de piedras, aparte de las que se entretengan en ponerle los demás.
Por todas esas cosas yo confío en
él, y pase lo que pase el día 8 seguiré confiando. Ojalá esta fe en sus posibilidades, desierta en frutos; avivara la de alguien dispuesto a cultivar la fertilidad del Arte.