Lo más triste es que lo han hecho de una manera muy ruín. No hay como intentar hacer ver al espectador que el programa se está haciendo de manera imparcial. Claro, es que invitan a toreros a hablar, y entre torero y torero ¡un toro desangrado!. Manipulación de declaraciones, mensajes subliminales, y para remate de fiesta difusión en el Tomate.

Me había prohibido a mi misma, hace ya mucho tiempo, por higiene mental ver ese programa que deshonra el fruto de la huerta que tanto me gusta; pero esta tarde, por razones familiares coyunturales, he tenido que ver como repetían parte del capítulo del domingo.

Un capítulo absurdo en dónde el grueso del mismo lo componían toros pasados a estoques, mal matados en su mayor parte, y peor heridos. ¡Sangre, sangre! que es lo que los jode. Pues si, porque el toreo no es eso. Ah... por cierto, a los 5 que salían con pancartas en la puerta de la Plaza de Toros ¿les comparamos con los 20.000 que llenan a diario la Plaza de Toros de Madrid en San Isidro?.

Críticas y ataques que, por otra parte, están suponiendo un revulsivo para la Fiesta. A la vista los datos. Llenos en los tendidos en festejos impensables, relevo generacional en todos los ámbitos taurinos. Y, en definitiva, público nuevo ávido de conocimientos en tauromaquia y de dejarse enseñar en el Arte de los Toros.

Por lo demás, espero que Telecinco salga de su esquizofrenia taurina (síndrome compartido por El País, dicho sea de paso). Y busquen una línea coherente para saber, los espectadores, a que atenernos.