En el Aire

٢٣.١٢.٠٦

Las relaciones del "Sí pero no"

Como mi vida espartana, de estudio y deporte, se ha tomado un pequeño relajo durante estas vacaciones navideñas, al menos en la primera parte de las mismas; voy a ver si consigo escribir aquella entrada sobre las relaciones de "sí pero no" de las que somos parte y víctimas en estos días.

Podríamos decir que antes las relaciones se subdividían en dos: rollo y noviazgo. A grandes trazos rollo significaba poder liarte con otr@s y novios implicaba fidelidad. Ahora mismo existen tantos significados que es difícil saber lo que eres de la otra persona. Desde follo-amigo, amigovio, "nos estamos conociendo", quedantes, salientes, amigos con derecho a roce, rozantes sin derecho a ser amigos, "con el que estoy agusto"... Y la más ambigua de todas y más moderna: pareja. ¿Qué coño es una pareja? Pues claro dos, pero cómo interactúan esos dos ¿salen a tomar café? ¿viven juntos? ¿todos los que comparten su vida son pareja independientemente de en los términos en que lo hagan?.

¿Y esto no será producto de la sociedad consumista? en dónde hasta para elegir yogures tienes que hacer un master. Desnatado o natural, con o sin bífidus, con trocitos o sin, si es sin trocitos de sabores o con fruta triturada, de soja o de leche.... En fin... que hemos perdido un poco el norte. Quizás no queramos una "pareja" sino un complemento más.

A parte, o sumado, a un miedo al compromiso como si fuera algo irreversible. Es un poco paradoja que cuando más normal es lo de dejar a tú pareja, tengas miedo a tener una por si acaso tienes que dejarla. Lo dicho, de locos. Es el "sí pero no" que decía al principio. Me gustas pero no se si quiero estar contigo, pero te llamo y pasamos el día y la noche juntos pero luego desaparezco tres días (o tres meses), ahora me apetece verte y dentro de un rato ya no, es que... es que... Es que ¡nada!.

Si nos obsesionamos en definirnos creo que estamos condenados al fracaso sentimental. Porque probablemente, mi definición de "lo que tenemos" (y estoy definiendo, es decir, cayendo en mi propia crítica), sea contraria o diferente a su (la de él) definición sobre "lo que tenemos".


Y todo esta confusión amparada por las nuevas tecnologías y su uso. Que te acostumbran mal, porque al principio te fríen a sms y luego cuando has quedado dos veces pierden el interés o ¡que se yo!. Igual se agobian. Oh el agobio, otro gran invento de la sociedad actual. Y no se crean, que yo también soy de las que cojo el cesto de las chufas cuando invaden mi espacio, pero es que hay cada un@ que se agobia con tres de pipas.


Total un show, si pones un sms porque lo pones, si no lo pones porque no lo pones, y si te vas a tu casa después de estar con él quieres que te escriba un mensaje, pero no se lo vas a escribir tú primero, porque entonces le agobias, pero claro, él puede pensar lo mismo y no escribirte... Y si le escribes igual piensa que estás enamorada (¿enamorada tú? Ja!). Pero claro, te gustaría que él estuviera enamorado, pero eso no se estila, claro. Si al fin y al cabo sólo sois amigos, o bueno, buenos amigos, pero yo con mis amigos no me acuesto ¿o sí?; y él ¿hará lo mismo? ¿tendrá amigas?... ¿DÓNDE COÑO HE DEJADO EL PROZAC?.


En definitiva que las relaciones sentimentales son una especie de consumismo inducido por las nuevas tecnologías y la falta de comunicación real, que nos hacen vivir en un clima de esquizofrenia perpetua sólo combatible y olvidable a base de besos y caricias (menos mal que eso, aún, no ha cambiado).



Imagen: Luis Castellanos Valui

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Publicado por Victoria Cáceres : ٤:٢٠ م : 6 Comentarios:

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