Un final de curso quizás algo atípico para lo que estaba acostumbrada. Nada de exámenes, nada de estudiar "tochos infumables"; en definitiva, un cambio considerable. Creo que no he experimentado esta situación desde hace mucho, mucho tiempo; quizás cuando en EGB te presentabas a los exámenes adelantados de mayo y en junio, con todo aprobado "ya eras libre". Pero se me antoja demasiado lejano en el tiempo, tanto que me es imposible impreganarme de las sensaciones que antaño sentía. Supongo que la paz de poder pasarse un verano de playa en piscina y de tele en vuelta con las amigas. No es la misma sensación, ni mucho menos, porque tampoco lo es, como es obvio, la misma situación; pero sí se nota un pequeño respiro

Este año, habrá proyecto fin de máster pero no habrá exámenes, ni nervios incontenibles, ni noches en vela, ni madrugadas desveladas a horas intempestivas por el mismo nerviosismo, o por la pura necesidad de un repaso de última hora. No recuerdo un San Isidro, tan relajado, desde hace años... y no, precisamente porque tenga poco trabajo

En definitiva, quizás el sentimiento sea más de nostalgia que de descanso, aunque tampoco está

mal echar de menos cosas que otrora eran nuestra pequeña cruz