En el Aire

١٦.١٠.٠٦

O Camiño (Vol. 3)

Me dispongo a preparar un nuevo Camino de Santiago.

En esta nueva edición me acuerdo de la segunda, pero sobre todo de la primera vez. Porque las primeras veces es lo que tienen, que siempre te acuerdas de ellas, para bien o para mal. En este caso para bien, pues algo que yo no busqué salió... como salen de bien las cosas que no planeas.

Corría septiembre del 2005 cuando comencé a caminar y en el Camino que inicié con Adriana (que casi no conocía) y los desconocidos Inés, Lara, Dic y Fer; encontré a nuevos AMIGOS como los citados, más: Adrián, Jesús, Jiménez, "La mami", Nuri y Torpe, Claudio y por supuesto José Luis, sin olvidarme de Pablinho. A todos ellos que fueron mi familia durante aproximadamente 171 Kilómetros, les escribía esto:

A mis amigos en el Camino (Y en la vida):
En la vida, como en el Camino, unos empezamos antes y otros más tarde. Unos recorren más distancia en menos tiempo y otros prefieren disfrutar del tiempo recorriendo menos distancia.

En el Camino, como en la vida, tienes que subir cuestas a priori insalvables que no son más que sombras del miedo de no poder llegar al fin. Y como en la vida, cuando las superas, suspiras aliviado y satisfecho. No teniendo por más que tamizar ese miedo y descubrir de repente que el ir cuesta abajo no tiene porque ser necesariamente la opción más buena si bien, en principio pudiera parecer la más fácil.

Vida y Camino fríos en las madrugadas. Sólo caldeados por una buena compañía. Superando las dificultades con un “bastón” en el que reposar en parte. Dolor físico en ocasiones y moral en otras. Con las cargas día a día sujetas en la espalda, buscando las mañas para que pesen menos, encontrando soluciones en algunos casos. Momentos malos, si, pero momentos muy buenos de risas, de fraternidad, de compañerismo, de apoyo. De promesas cumplidas y de nuevas por cumplir.

Camino y Vida del transcurrir. Del valorar. Del saber (también de uno mismo). Del conocer (también de los demás). Pero sin duda del aprehender.

El Camino como metáfora de la vida, o quién sabe, la vida como metáfora del Camino recorrido. Sea como fuere lo recorrimos juntos.

Ayer descubrimos juntos que Santiago no era un fin, mi esperanza es que mañana comprobemos, juntos, que es el principio.


Hoy, quiero recordarlos a todos ellos, porque me enseñaron que en esta época de la comunicación, de los mass media, de las tecnologías y los artilugios, existen valores como la amistad, el cariño, la superación personal, el compañerismo... y podría seguir así hasta infitino (porque otra cosa no, pero léxico en castellano tenemos para un rato).

Claro, que a esta experiencia cuasi-religiosa, nunca mejor dicho, tengo que añadirle mi segunda "idem". En esta ocasión también casi desconocidas Chiara y Susana compartirían la angustia del caminar sin rumbo, si "la primera vez" fue como el camino de la vida, la segunda no lo fue menos; aunque esta vez, todo hay que decirlo, fue más un momento de duda y angustia, y la sensación de estar perdida permanentemente, no encontrar tu sitio ni hallar el rumbo adecuado. Por eso, insisto, el Camino se parece tanto a la vida porque las experiencias son extrapolables al ámbito de lo cotidiano.

Por eso, quizás, vuelvo, o tengo intención de volver, para seguir aprendiendo, mejor, aprehendiendo.

Quizás a la tercera va la vencida, puede ser, pero lo que es seguro que no hay dos sin tres y que pronto me pondré en marcha para recorrer este "nuevo tramo".

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Publicado por Victoria Cáceres : ١٠:٢٠ م : 3 Comentarios:

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